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La tercera temporada de «El Oso», ya disponible en Hulu, es un volcán a punto de entrar en erupción automática. Ambientada en Chicago, la serie se mueve en ciclos, revisando el pasado y contando viejas historias en el presente a través de una narrativa intensa y visceral.
Un viaje lleno de emociones:
Recorremos todos los temas recurrentes: desde la fascinante cocina hasta las delicias culinarias, pasando por elegantes monólogos y pequeños momentos en los que el público aprende técnicas culinarias. También explora la historia de los personajes, caracterizada por la pobreza y la necesidad de trabajar. Las puertas giratorias de la cocina se abren violentamente.
Revisando los traumas:
La temporada anterior acabó con una cena fallida entre amigos y familiares en el renovado restaurante. Carmy (Jeremy Allen White) queda atrapada en la cámara refrigerada, lo que aumenta la fragilidad y la tendencia a la autodestrucción del grupo. Gritos, discusiones entre Carmy y Richie (Ebon Moss-Bachrach), Claire (Molly Gordon) acosa… Sydney (Ayo Edebiri) acusándolo de un delito. La nueva temporada comenzó inmediatamente después, con una ola de desprecio que afectó a todos.
Claustrofobia y realismo:
«El Oso» siempre tiene una apariencia claustrofóbica, pero ahora parece abrazar esta sensación. A la serie le encantan los espacios pequeños y la presión que generan. Los brazos son asfixiantes, las miras penetrantes. Incluso los dermatólogos no examinan la piel con tanto detalle como este programa.
Aunque la serie hace referencia a restaurantes reales y cuenta con la participación de chefs de renombre (que aparecen en exceso esta temporada), su verosimilitud se ve atenuada por el sabor artificial. Los monólogos intensos pasan por diálogos repetitivos, como un ejercicio de Meisner. La coartada cómica se convierte en una situación cómica exagerada. Los cameos de personajes famosos invaden al espectador de la historia y le hacen tomar conciencia de la ficción.
Recuperarse de un trauma:
Los personajes de «El Oso» luchan por expresarse y ser comprendidos, por eso repiten una y otra vez, cada vez más fuerte. Esto se vuelve irritante cuando la propia serie hace lo mismo, agregando líneas innecesarias para asegurarse de que el mensaje se transmita.
En una escena, Carmy y Luca (Will Poulter) recuerdan la cantidad de correas que jugaban en un plato en ese momento. Sydney comenta que parece “un plato de trauma”.
«Es un plato de grandes traumas», dice Luca. «Lo malo es que Carmy hizo una versión de postre».
“Entonces, en cierto modo, repetí tu trauma”, dice Sydney.
¡Lo sabemos! ¡El programa lo sabe! ¡La premisa de «El Oso» es reutilizar el trauma en un plato!
Relaciones complicadas:
«El Oso» tiene una relación lejana con el sexo y el romance. La primera vez la tensión sexual fue palpable, pero no se materializó. Los intentos de integrar a Claire en la historia fueron superfluos en la segunda mitad y su “excelencia encantadora” se siente forzada en la tercera.
Por suerte, su presencia es menor durante este tiempo y la autodestrucción de Carmy es tan obvia que no arruina la experiencia. Los mejores momentos de la serie siguen siendo emocionantes y atrapantes, y su capacidad para sorprender al espectador es única. Es como una montaña rusa de 10 episodios.
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